Desnutrición:
La pérdida involuntaria de peso en las personas mayores lleva a una mayor mortalidad y aumenta considerablemente el riesgo de padecer distintas enfermedades, que requieren un periodo más extenso de recuperación.
La desnutrición y la falta de musculatura restringen la movilidad, acrecentando la posibilidad de sufrir caídas y fracturas. Las personas mayores desnutridas desarrollan lesiones por presión (o escaras) con mayor frecuencia y gravedad, necesitando tratamientos más complejos para sanarlas.
Con el aumento de la edad, se produce muchas veces un declive en el apetito y el consumo de alimentos. Las personas mayores en general tienen menos hambre, menos sed, consumen porciones más pequeñas de comidas, comen más lentamente y se sienten saciadas más rápido. Esta situación no sólo afecta su salud física, sino que también representa un riesgo y favorece el deterioro de las funciones cognitivas y mentales.
Dato Clave:
La desnutrición es un problema frecuente en la población mayor, estimándose una prevalencia de un 5-10% entre individuos independientes, de un 30-60% en personas institucionalizadas o dependientes y de un 35-65% en los pacientes hospitalizados.
Sobrepeso y Obesidad:
Si bien la baja de peso y la desnutrición son los problemas nutricionales más prevalentes entre las personas mayores, no se puede olvidar que el sobrepeso y obesidad también son preocupantes en este grupo etario, ya que cada día son más frecuentes, especialmente, en los grupos de menor edad (60 a 65 años).
En promedio, las personas no aumentan de peso a edades avanzadas, sino más bien arrastran el exceso de peso de edades más tempranas. Así como la desnutrición, la obesidad también aumenta la frecuencia de enfermedad y muerte, principalmente debido a problemas cardiovasculares (infarto cardíaco, hipertensión, accidentes vasculares cerebrales) y metabólicos (diabetes) así como también limita la capacidad de movimiento y puede generar dolores músculo-esqueléticos.
¿Cómo reconocer si una persona mayor está desnutrida?
Dada la alta frecuencia de desnutrición en las personas mayores y sus consecuencias negativas, resulta fundamental preguntarse si la persona al cuidado está desnutrida o en riesgo de estarlo y así trazar un plan a seguir.
Debe estar muy pendiente cuando:
- Exista baja de peso significativa, es decir, cuando hay una disminución de 5% del peso corporal en 1 mes, 7,5% del peso corporal en 3 meses o 10% del peso corporal en 6 meses.
- La presencia de ciertos signos físicos como: la aparición de huesos (parrilla costal), pérdida de tejido graso en la zona abdominal y disminución del perímetro braquial.
Cómo alimentar a una persona mayor
Es importante buscar un lugar limpio, cómodo y una posición adecuada. La persona debe estar sentada al momento de recibir su comida, con la espalda en contacto con el respaldo de la silla y los pies apoyados en el suelo. Si se le alimenta en la cama, poner el respaldo en 45° o lo más sentada posible y con la cabeza adecuadamente flexionada, evitando que se encuentre extendida hacia atrás.
La persona debe estar en actitud vigilante, respondiendo a órdenes sencillas. No se debe dar de comer a nadie somnoliento o con tendencia al sueño. Si la persona usa prótesis dental hay que asegurar un uso adecuado de ella. Hay que usar cubiertos adecuados y adaptados a las manos, en caso de existir deformaciones. En caso de alimentarse de manera asistida, es importante cuidar la velocidad con la que se ofrece el alimento y asegurarse que la persona haya tragado antes de administrar la siguiente cucharada.
Recomendaciones:
- Lo ideal es distribuir las comidas en pequeñas cantidades, pero fraccionadas en varios tiempos de comida diaria (cada 3 a 4 horas). Coordinar al menos 4 tiempos de comidas (desayuno, almuerzo, once y cena), sumando colaciones a media mañana y/o media tarde, según corresponda (especialmente si la persona se encuentra bajo peso).
- Se recomienda el consumo de 1 porción de lácteo poco tiempo antes de dormir para reducir la degradación muscular durante la noche. Este alimento puede ser sin azúcar en caso de enfermedades metabólicas o sin lactosa en caso de intolerancia.
- Es importante presentar los alimentos de forma que se vean atractivos, fáciles de comer y, de preferencia, de temperatura tibia, ya que así son mejor tolerados, producen menor saciedad que los calientes y se potencia su sabor.
- Procurar ofrecer alimentos blandos, húmedos y de textura suave (sin grumos).
- Debido a su menor percepción de olores y sabores, las personas mayores tienden a preferir los alimentos más condimentados, por lo que se recomienda usar hierbas (orégano, laurel, tomillo, cilantro, entre otros) y especies (comino, pimienta, ají color) en vez de recurrir de forma excesiva a la sal.
- Incorporar al menos 2 porciones de fruta al día (en postres o colaciones) y 3 porciones de verduras (ensaladas, guisos, acompañamientos)
- Hay que controlar, aunque no restringir excesivamente las grasas como los embutidos, azúcares como los dulces y la sal.
- Priorizar el consumo de proteínas, especialmente carnes blancas como pescados o pollo, aunque también pueden ser carnes rojas y legumbres mezcladas con cereales (arroz, fideos, mote). Se recomienda el consumo de 1 huevo al día.
- Siempre animar el consumo de líquidos. Al menos 8 vasos de agua al día. Entre los líquidos puede incluir: zumos, refrescos, gelatinas, infusiones, sopas, leche, sales de hidratación oral y jugos de fruta naturales, a temperatura ambiente, considerando las diferentes patologías de cada persona. Alcohol y cafeína no deben incluirse debido a su efecto diurético.
- El alcohol se debe restringir, ya que disminuye el apetito y altera la absorción de algunos nutrientes, debiendo ser máximo 1 copa de vino al día.
- Incluir 3 a 4 raciones de lácteos (leche, yogurt) al día.
- También, aportar cereales como arroz, granos y trigo.
- El consumo de legumbres debe ser al menos dos veces a la semana, en reemplazo de las carnes. Las legumbres deben ir sin chorizo, longaniza o embutidos.
Fuente: Manual para el cuidador ¿qué necesita saber para cuidar a una persona mayor. UC, Fundación Oportunidad Mayor y Senama, 2017.
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